lunes, 2 de abril de 2012

2 de Abril DIA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL Y JUVENIL



Libro infantil
Dormí entre tus hojas
mis sueños de infancia
cuando el futuro
olía a primavera
siempre en flor
y el presente
a la risa del parque.
Caminé de tu mano
por los miedos
incontables
con vos como escudo
y mi protección.
Amigo.
Compañero de camino.
Abrazo de papel y tinta.
Hoy, que el tiempo
ha pasado
y el futuro
ya no huele a primavera
ni el parque se ríe
te veo dulce y tierno
tejiendo todavía mis alas.
Salgamos a volar
que no es tarde.
(c) Alejandra Moglia
Hoy se celebra el Día Internacional del Libro Infantil y JuvenilEl Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil se celebrará hoy, como viene sucediendo desde 1967 cada de abril, fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, con la intención de fomentar la lectura entre pequeños y jóvenes. Precisamente la literatura infantil y juvenil ha sido el último sector literario en verse afectado por la actual crisis económica, al ralentizar en 2011 su caída de ventas y registrar un descenso del 6 por ciento frente al 10 por ciento sufrido el año anterior.










 Desde 1967, el 2 de abril, coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen, el IBBY promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la lectura entre los más jóvenes.

Cada año una Sección Nacional tiene la oportunidad de ser la patrocinadora internacional del Día del Libro Infantil y selecciona un escritor/a representativo y a un reconocido ilustrador/a de su país para que elaboren el mensaje dirigido a todos os niños del mundo y el cartel que se distribuye por todo el mundo, y se promueva la celebración en las bibliotecas, centros escolares, librerías, etc.

HABIA UNA VEZ UN CUENTO QUE CONTABA EL MUNDO ENTERO
Había una vez un cuento que contaba el mundo entero. Ese cuento en realidad no era uno solo, sino muchos más que empezaron a poblar el mundo con sus historias de niñas desobedientes y lobos seductores, de zapatillas de cristal y príncipes enamorados, de gatos ingeniosos y soldaditos de plomo, de gigantes bonachones y fábricas de chocolate. Lo poblaron de palabras, de inteligencia, de imágenes, de personajes extraordinarios. Le permitieron reír, asombrarse, convivir. Lo cargaron de significados. Y desde entonces esos cuentos han continuado multiplicándose para decirnos mil y una veces “Había una vez un cuento que contaba el mundo entero…”
Al leer, al contar o al escuchar cuentos estamos ejercitando la imaginación, como si fuera necesario darle entrenamiento para mantenerla en forma. Algún día, seguramente sin que lo sepamos, una de esas historias acudirá a nuestras vidas para ofrecernos soluciones creativas a los obstáculos que se nos presenten en el camino.
Al leer, al contar o al escuchar cuentos en voz alta también estamos repitiendo un ritual muy antiguo que ha cumplido un papel fundamental en la historia de la civilización: hacer comunidad Alrededor de esos cuentos se han reunido las culturas, las épocas y las generaciones para decirnos que somos uno solo los japoneses, los alemanes y los mexicanos; aquellos que vivieron en el siglo XVII y nosotros que leemos un cuento en internet; los abuelos, los padres y los hijos. Los cuentos nos llenan por igual a los seres humanos, a pesar de nuestras enormes diferencias, porque todos somos, en el fondo, sus protagonistas.
Al contrario de los organismos vivos, que nacen, se reproducen y mueren, los cuentos, que surgen colmados de fertilidad, pueden ser inmortales. En especial aquellos de tradición popular que se adecúan a las circunstancias al contexto del presente en el que son contados o reescritos. Se trata de cuentos que, al reproducirlos o escucharlos os convierten en sus coautores.
Y había una vez, también, un país lleno de mitos, cuentos y leyendas que viajaron por siglos, de boca en boca, para exhibir su idea de la creación, para narrar su historia, para ofrecer su riqueza cultural, para excitar la curiosidad y llenar de sonrisas los labios. Era también un país en el que pocos de sus pobladores tenían acceso a los libros. Pero esa es una historia que ya ha empezado a cambiar. Hoy los cuentos están llegando cada vez más a rincones apartados de mi país, México. Y al encontrarse con sus lectores están cumpliendo con su papel de hacer comunidad, hacer familia y hacer individuos con mayor posibilidad de ser felices.
Francisco Hinojosa





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