jueves, 8 de marzo de 2012

“De pronto, …fueron todas estas cosas en el agua, en el mundo, en mi cuerpo.”

Eve Ensler: “De pronto, …fueron todas estas cosas en el agua, en el mundo, en mi cuerpo.”

Eve Ensler:  “De pronto, mi cuerpo..”

Por mucho tiempo éramos “yo” y mi cuerpo.
  • “Yo” estaba formada de historias, de anhelos, de luchas, de deseos de futuro.
  • “Yo” estaba tratando. de no ser el resultado de mi pasado violento, pero la separación que había ocurrido ya entre “yo” y mi cuerpo era un resultado bastante significativo.
  • “Yo” estaba siempre tratando de convertirse en algo, alguien.
  • “Yo” solo existia en el intento.
  • Mi cuerpo a menudo se interponía en el camino.
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“Yo” era una cabeza flotante. Por años, yo solo usaba sombreros.
Era una manera de mantener mi cabeza sujeta. Era una manera de localizarme a mi misma.
Me preocupaba que si me quitaba el sombrero no estaría más aquí. Tuve un terapeuta que me dijo una vez: “Eve, has estado viniendo por dos años, y, para ser honesto, nunca se me ocurrió que tuvieras un cuerpo”.
Todo este tiempo he vivido en la ciudad, porque, sinceramente, me asustaban los árboles.
Nunca tuve bebés porque las cabezas no pueden dar a luz. Los bebés no salen de tu boca.
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Como no tenía un punto de referencia para mi cuerpo, comencé a preguntarle a otras mujeres sobre sus cuerpos, en particular, sus vaginas, porque pensaba que las vaginas eran algo así como importante. Esto me llevó a escribir “Los Monólogos de la Vagina” lo que me puso a hablar obsesiva e incesantemente sobre vaginas, siempre que pudiese. Lo hice frente a muchos extraños. Una noche en el escenario, realmente entré en mi vagina. Fue una experiencia extática. Me asustó, me energizó, y entonces me convertí en una persona orientada, una vagina orientada.
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Comencé a ver mi cuerpo como una cosa, una cosa que podía moverse rápido, como una cosa que podía conseguir otras cosas, muchas cosas, todas al mismo tiempo.
Comencé a ver mi cuerpo como un iPad o un auto. Lo manejaría y le demandaría cosas. No tenía límites. Era invencible. Debía ser conquistado y dominado como la Tierra misma.
No le prestaba atención; no, lo organizaba y lo dirigía. No tenía paciencia para mi cuerpo.
Lo moldeé bruscamente. Fuí mezquina. Tomé más de lo que mi cuerpo tenía para ofrecer. Si estaba cansada, tomaba más cafés expresos. Si estaba asustada, iba a lugares más peligrosos.

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