Mi madre y yo nos sentamos a menudo en un banco. Entonces abrimos la boca para que entren los rayos de sol, comemos sol y sentimos en nuestra tripa una vida cálida y feliz.
Niña de todos los países
Irmgard Keun
"NIÑA DE TODOS LOS PAÍSES" de Irmgard Keun por MARÍA AIXA SANZ
…Sobre todo tengo que aprender lo que es un visado. Nosotros tenemos un pasaporte alemán que nos dio la policía de Fráncfort. Un pasaporte es un cuaderno pequeño con sellos y es la prueba de que uno vive. Cuando uno pierde el pasaporte ha muerto para el mundo. Entonces ya no puede ir a ningún país. Tiene que salir de un país, pero no puede entrar en otro. Sin embargo, Dios ha hecho que las personas solo puedan vivir sobre la tierra. Ahora rezo todas las noches, en secreto, para que haga que las personas puedan nadar en el agua o volar por el aire durante años.
Mi madre me leyó algunas páginas de la Biblia. Allí dice que Dios creó el mundo, pero no las fronteras.
Al leer la excelente novela que es ‘Niña de todos los países’ (Minúscula) de Irmgard Keun rebota en mi piel una sola palabra: HAMBRE.
Esa sensación que indica la necesidad de alimentos y en este caso también de afecto, sosiego, seguridad y raíces. Irmgard Keun, escritora alemana, borrada de un plumazo por los nazis y que resurgió años después con toda su obra y éxito, creo a Kully una niña de diez años que viaja por todos los países alejándose de Alemania, junto a su padre escritor perseguido y su madre. En toda la novela el hambre, hambre de falta de comida, hambre de seguridad, hambre de un lugar estable se refleja en cada párrafo y ahonda en el lector aunque la narradora de esta historia, Kully, que es uno de esos personajes maravillosos que de tanto en tanto aparecen en la literatura, asomándose a nuestras vidas, consigue atenuarla con el relato fresco, sincero, limpio de toda maldad y de una coherencia sorprendente. Coherencia que solo poseen algunos niños viejos, convirtiendo ‘Niña de todos los países’ en una oda a la vida nómada y a la libertad, haciendo del mundo un lugar mejor. Kully es una pequeña heroína que va dando tumbos de hotel en hotel y de país en país junto a su madre, esperando siempre instrucciones o dinero que provenga de su padre.
… Mi madre estaba excitada y decía una y otra vez: «Nos vamos al Sur», ella no ha estado nunca allí. Cuando nos despertamos por la mañana el mundo entero había cambiado. El cielo era tres veces más grande y más alto que en otros sitios, y tan duro y azul que los ojos dolían.
La recuperación por parte de Minúscula de la obra de Irmgard Keun hace que podamos disfrutar de novelas como ‘Niña de todos los países’, una obra que sería desgarradora si Kully no nos dibujase en cada página una sonrisa en el rostro. ‘Niña de todos los países’ es una exquisita lectura. Una admirable historia.
© MARIA AIXA SANZ
Fuente: http://complicedetuslecturas.blogspot.com
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