"Contar
un cuento, un buen cuento, un cuento memorable aunque sencillo, un cuento al
que le donemos con gusto nuestro tiempo, hecho con palabras apreciables, que
nos guste oír sonar con nuestra voz, un cuento redondo y bien hecho, un cuento
que se sostenga, contarle un cuento así a un chico es regalarle el pasaporte
para entrar y salir de los mundos imaginarios cuantas veces quiera, es
mostrarle dónde está la puerta y, por lo tanto, enseñarle a trasponerla a
voluntad." (Graciela Montes. "La nuez que es y no es: primeros
encuentros con los mundos imaginarios", en revistaPiedra Libre, Año
VI, N° 12; Córdoba (Argentina), mayo de 1994)
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